Murallas Medievales

Introducción

Quesada, ubicada en el extremo occidental del montañoso terreno de las sierras de Cazorla y El Pozo, se encuentra en la región del Guadiana Menor, caracterizada por notables diferencias en términos de relieve y paisaje.

Además, en este territorio comienza el valle del río Guadalquivir, lo que añade una dimensión geográfica importante a la zona. La diversidad topográfica y la belleza natural hacen de Quesada un lugar de gran interés para los amantes de la naturaleza y el paisaje.

Datos históricos

La historia de Quesada es rica y diversa, con un pasado que se remonta a épocas prehistóricas.

Su ubicación estratégica en las rutas comerciales entre las tierras altas de Granada y el sureste de la península, con acceso al alto Guadalquivir a través de las sierras de Quesada, la convirtió en un lugar de gran atracción para aquellos en busca de yacimientos de cobre y plata en Sierra Morena.

Durante la Baja Edad Media, Quesada fue una plaza fuerte conocida como "qal’ al Qayyata". Estaba rodeada por murallas y contaba con un castillo y un alcázar en la parte alta de la ciudad.

Su madina, o ciudad antigua, estaba bien urbanizada y era famosa por sus zocos, sus barrios arrabales, baños y posadas. Desarrollaba una intensa actividad comercial tanto con al-Andalus como con el Magreb.

A lo largo del siglo XII, Quesada estuvo vinculada a los reinos árabes de Murcia y Granada. Debido a su posición estratégica en la ruta entre Jaén y Almería, la ciudad fue objeto de numerosos conflictos y conquistas, tanto por parte de los musulmanes como de los cristianos.

En ocasiones, las murallas y fortificaciones fueron destruidas en lugar de ser conservadas por los conquistadores.

En 1157, Alfonso VII intentó conquistar Quesada en su camino hacia Almería, pero pronto cayó nuevamente en manos almohades. Sin embargo, Fernando III mostró un interés especial en la ciudad debido a su importancia estratégica en el valle del Guadalquivir y su ubicación en las rutas hacia Granada y Almería.

En 1224, emprendió una campaña para tomar Quesada, que finalmente cayó debido al estado deteriorado de sus murallas. El rey Santo decidió entonces arrasar la ciudad y abandonarla.

En 1231, las tropas del arzobispo Rodrigo Ximénez de Rada conquistaron Quesada y se la cedieron al arzobispado de Toledo. Sin embargo, esta decisión se revirtió rápidamente en favor de Cazorla como cabeza del Adelantamiento de Toledo.

A lo largo del siglo XIII, los cristianos fortificaron Quesada, reparando las murallas y torreones originales, construyendo un segundo recinto murado y erigiendo una torre del Homenaje.

A pesar de estos esfuerzos, la ciudad fue conquistada y saqueada en varias ocasiones por los reyes granadinos, como Muhammad II en 1302. No obstante, Fernando IV la recuperó en 1310.

Finalmente, en 1331, Alfonso XI la cedió al Concejo de Úbeda debido a las dificultades de los arzobispos toledanos para defenderla. En 1492, Quesada desempeñó un papel importante en la conquista del reino nazarí de Granada por parte de los Reyes Católicos. Esta rica historia hace de Quesada un lugar de gran relevancia histórica en la provincia de Jaén.

Las murallas

El arco de los Santos es un valioso vestigio del pasado medieval que ha perdurado a pesar de la destrucción de la fortificación original. Esta estrecha puerta de acceso a la villa presenta una arquitectura notable.

Está compuesta por un arco apuntado de cantería con dovelas, salmeres y jambas en su cara exterior. En su interior, se encuentra un arco de ladrillo de medio punto cubierto con una bóveda de medio cañón.

Este arco es de gran interés desde varios puntos de vista. Desde una perspectiva urbanística, representa un ejemplo representativo de la morfología urbana medieval.

Desde el punto de vista arqueológico, incorpora una estela funeraria romana, lo que añade un elemento histórico adicional. Además, su singularidad artística se deriva de la lexicografía gótica del arco, que lo hace destacar como una obra de arte única.

En la ciudad aún se conservan fragmentos de murallas construidas en mampostería que datan de los siglos XIII y XIV.

Estos lienzos de murallas se pueden encontrar en las calles de El Cinto, Alcázar, Alcaldía, Paseo de Santa María, Mirador de Camilo José Cela y la plaza de la Lonja. También se preserva una torre mocha de planta cuadrada, cuyas esquinas están protegidas con cantería dispuesta en patrón de soga y tizón.

La ubicación medieval de la villa en la cima de una loma dio lugar a la presencia del alcazarejo de la fortificación en la cima.

En las pendientes que rodeaban las murallas, se desarrollaron manzanas de viviendas con calles estrechas y en ocasiones sinuosas. Por último, una segunda línea de fortificación cerraba el núcleo urbano intramuros, y en los alrededores se extendían los barrios exteriores o arrabales. Este diseño urbano refleja la complejidad y la riqueza histórica de la villa.

Fotos del Murallas Medievales