Castillo de la Peña de Martos
Municipio: Martos
Comarca: Sierra Sur de Jaén
Latitud: 37.717866°
Longitud: -3.96084°
Altitud: 973.188 m
Vídeo del Castillo de la Peña de Martos
Introducción
En esta sección, exploraremos el histórico Castillo de la Peña de Martos, una fortaleza que ha sido testigo de innumerables eventos a lo largo de la historia y que desempeñó un papel fundamental en la protección y la identidad de la ciudad.
Martos se encuentra en una ubicación geográfica privilegiada, a los pies de la imponente Peña de Martos. Esta colina troncocónica se alza a una altitud de 1003 metros y forma parte de la estribación final de las cordilleras Béticas.
Desde esta prominente posición, se puede disfrutar de una impresionante panorámica del Valle del Guadalquivir, lo que convierte a la Peña en un punto estratégico clave para la observación y la defensa.
En la Edad Media, Martos se destacó por albergar una de las fortalezas más impresionantes de toda Andalucía. Este sistema defensivo estaba articulado en dos castillos fundamentales, cada uno con su propia historia y propósito. Uno de ellos fue construido sobre la cima de la Peña, otorgándole su nombre característico: Castillo de la Peña.
El otro, conocido como el Castillo de la Villa, se erigió en el corazón del recinto urbano de Martos.
El Castillo de la Peña de Martos es el enfoque principal de nuestro estudio. A lo largo de los siglos, esta fortaleza ha sido un elemento fundamental en la historia de la ciudad y ha desempeñado un papel crucial en su defensa y protección. Su posición estratégica en la cima de la Peña lo convierte en un auténtico vigía de la región, desde donde se podía avistar cualquier amenaza que se aproximara.
El Castillo de la Villa, por otro lado, se situaba en el centro mismo de la ciudad de Martos. Su construcción tenía como objetivo principal proteger a los habitantes de la villa en caso de un ataque.
A lo largo de los años, estos dos castillos trabajaron en conjunto para garantizar la seguridad y la resistencia de la ciudad ante diversas amenazas.
Datos históricos
En el estudio de los diversos castillos y fortalezas que salpican la provincia de Jaén, el Castillo de la Peña de Martos emerge como un testimonio fascinante de la historia de la región. Su legado abarca desde la antigüedad, con raíces que se remontan al siglo V a.C., hasta su eventual abandono en el siglo XVI.
Los primeros vestigios del Castillo de la Peña datan de la época íbera, cuando se configuró el oppidum de Tucci en el siglo V a.C.
Más tarde, entre los años 17 y 14 a.C., durante el reinado del emperador Octavio Augusto, los romanos establecieron la Colonia Augusta Gemella Tuccitana en esta área, integrada en la provincia Bética.
En el período musulmán, el antiguo recinto ibero-romano fue transformado en una fortaleza conocida como "hisn Tuss". Los musulmanes expandieron y fortificaron el área, rodeándola de murallas y torres.
En el siglo IX, se produjo una rebelión liderada por los muladíes en el Castillo de Tuss, pero fue sofocada y Martos juró lealtad al califa Abd al-Rahman III en el año 912.
Con la fragmentación de al-Andalus en reinos de taifas en el siglo XI, Martos quedó bajo el control del Reino de Granada de la dinastía zirí. Sin embargo, el aventurero y poeta Ibn Ammar arrebató la ciudad al rey granadino Abn Allah y la entregó al Reino de Sevilla, con la colaboración del rey castellano Alfonso VI, quien necesitaba fondos para sus campañas.
Durante la Edad Media, el Castillo de la Peña era considerado inexpugnable debido a su ubicación elevada y las sólidas defensas que incluían murallas y torres.
En 1225, ‘Abd al-Mu ‘min al-Bayyasi, jefe almohade de Baeza, entregó Martos a Fernando III de Castilla a cambio de apoyo contra el califa cordobés. En 1226, el control de Martos fue cedido a don Alvar Pérez de Castro, y se convirtió en el centro de la Encomienda de la Orden de Calatrava en el reino de Jaén. Los caballeros calatravos fortalecieron las defensas del Castillo y agregaron una torre del Homenaje, una capilla, un aljibe, un horno, un molino y un lagar.
El Castillo de la Peña soportó numerosos ataques árabes a lo largo de los años, incluyendo el asedio de 1243 por al-Hamar y el asalto en 1325 por el rey nazarí, Ismael I, quien utilizó artillería de pólvora.
Con la conquista de Granada y la pérdida de su función militar, el Castillo de la Peña fue gradualmente abandonado en el siglo XVI.
El castillo
El Castillo de la Peña de Martos, aunque en la actualidad vemos las ruinas de una fortaleza calatrava que data a partir del año 1340, es un fascinante ejemplo de arquitectura militar que se erige sobre una meseta con una planta trapezoidal adaptada a su superficie.
Su diseño consideró elementos de seguridad, como una entrada en zigzag para dificultar el acceso.
El recinto se divide en dos áreas principales: el alcázar y el patio de armas, ambos resguardados por una muralla defensiva.
El alcázar, que alberga la imponente torre del homenaje, se encuentra elevado aproximadamente tres metros sobre el patio de armas, separados por un foso natural de considerable amplitud.
La torre del Homenaje, situada en el sector sureste y de base rectangular, tenía la capacidad de albergar una numerosa guarnición. Se encuentra separada del resto del castillo por un foso artificial que recorre la cima de este a oeste.
Su construcción se realizó con mampostería dispuesta en hiladas regulares y unida con mortero. Sin embargo, sus esquinas están hechas de sillares de alta calidad y finamente labrados.
Internamente, constaba de tres estancias: la primera, actualmente enterrada, aún conserva sus bóvedas de medio cañón y tres saeteras para la iluminación; la segunda se dividía en dos naves longitudinales y presentaba tres vanos; y la tercera, en un estado de deterioro avanzado, contaba con al menos tres saeteras.
En la parte noroeste, en la zona más baja del castillo, se ubicaba un aljibe diseñado para recolectar el agua de lluvia que caía sobre la explanada.
De planta rectangular y construido con mampostería, su acceso se lograba mediante tres arcos de ladrillo de medio punto que sostenían las bóvedas de arista también de ladrillo. Adosada al aljibe, encontramos una alberca con dos canalizaciones destinadas a la distribución de agua, también de planta rectangular y revestida de mampostería con mortero.
La alberca tenía la función de recolectar agua infiltrada en el terreno, aumentando la capacidad de almacenamiento del aljibe.
Los constructores aprovecharon sabiamente la topografía de la meseta de la Peña, construyendo muros en los lugares donde el terreno presentaba mayores desniveles.
Esto permitió la creación de una muralla que funcionaba como un muro de contención, con el parapeto a nivel del patio de armas. Sin embargo, en el lado sur, donde el castillo se asoma a los impresionantes precipicios de los Carvajales, bastaba con un parapeto, aunque en la actualidad apenas quedan vestigios de este.
El número de torreones en el recinto es limitado, ya que las formidables condiciones defensivas del lugar no requerían defensas adicionales.
A excepción de la torre cilíndrica esquinera, que es hueca y albergaba dos pequeños aposentos cubiertos con bóvedas de ladrillo, las demás torres eran macizas y se construyeron después de los muros, funcionando como contrafuertes.
El Castillo de la Peña estaba conectado al Castillo de la Villa mediante un lienzo de murallas que incluía numerosas torres vigía, formando un sistema defensivo integral. Esta característica resalta la importancia estratégica de la fortaleza en la defensa de la región.
Leyendas
La leyenda de doña Mencía de Haro
En la rica tradición de leyendas que envuelven al Castillo de la Peña de Martos, destaca una historia que rinde homenaje a la valentía y astucia de doña Mencía de Haro, una figura femenina que desempeñó un papel crucial en la defensa de la fortaleza en un momento de gran peligro.
La leyenda narra un episodio en el que el alcalde don Alvar, el gobernante de Martos, se encontraba fuera de la fortaleza. En ese momento, su sobrino, el joven don Tello, decidió liderar una incursión hacia territorios árabes desde el castillo.
Sin embargo, esta ausencia fue aprovechada por un contingente árabe para lanzar un ataque sorpresa contra Martos, poniendo en peligro la ciudad y su castillo.
Ante la inminente amenaza, fue doña Mencía de Haro, la esposa de don Alvar, quien emergió como la heroína de la ciudad. Con gran ingenio y determinación, ideó una estratagema ingeniosa que resultaría crucial para disuadir a los árabes de llevar a cabo un rápido asalto al castillo.
La estratagema consistió en disfrazar a las mujeres de la ciudad como soldados y colocarlas en las murallas y torres del castillo.
La astuta artimaña de doña Mencía de Haro logró convencer a los atacantes árabes de que el castillo estaba tan bien defendido que sería un objetivo demasiado difícil de conquistar de inmediato.
Esta artimaña proporcionó el tiempo necesario para que don Tello y sus fuerzas regresaran al castillo y pudieran levantar el cerco.
Gracias a la valentía y la ingeniosidad de doña Mencía de Haro, Martos y su castillo fueron salvados de la amenaza árabe.
Acceso
El castillo es de acceso libre y gratuito.
Localización
Cómo llegar al
Castillo de la Peña de Martos
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