Conjunto amurallado de Iznatoraf
Municipio: Iznatoraf
Comarca: La Loma y Las Villas
Latitud: 38.157516°
Longitud: -3.0324°
Altitud: 1035.964 m
Vídeo del Conjunto amurallado de Iznatoraf
Introducción
El nombre Iznatoraf, objeto de múltiples interpretaciones por parte de varios investigadores, se ha asociado con significados como "montón de tierra" según Argote de Molina, "fortaleza, tierra fuerte" de acuerdo a Espinalt, y "castillo de los límites" como lo sugiere Asín Palacios.
Iznatoraf se alza majestuosamente en la cima de una meseta elevada a 1.036 metros sobre el nivel del mar, ubicada al noreste de la loma de Úbeda.
Este emplazamiento estratégico se sitúa en la divisoria de aguas entre los ríos Guadalimar y Guadalquivir, que fluyen a uno y otro lado de la loma, distando de Iznatoraf aproximadamente seis y siete kilómetros, respectivamente.
La histórica importancia de Iznatoraf se debe a su posición dominante sobre una extensa comarca y su control sobre los caminos que conectan el Adelantamiento de Cazorla con el valle del Guadalquivir.
Además, servía como punto de conexión con la antigua vía de Levante en las cercanías de Castellar de Santisteban.
Aunque del castillo original de Iznatoraf no quedan vestigios, aún podemos admirar parte de su muralla y varias de sus puertas, como la Puerta de Armas y la Puerta del Arrabal. Estos restos arquitectónicos son testigos silenciosos de la rica historia de esta localidad fortificada.
Datos históricos
Los orígenes de Iznatoraf se remontan al final del tercer milenio antes de nuestra era, cuando campesinos procedentes de las vegas de los ríos Guadalimar y Guadalquivir, así como de la zona argárica de Granada, establecieron un asentamiento en lo que hoy conocemos como Iznatoraf.
Este emplazamiento se encuentra a una elevación de 1036 metros sobre el nivel del mar, en el extremo oriental de la Loma de Úbeda, convirtiéndolo en uno de los lugares más elevados y seguros de la región.
Se especula que esta ubicación estratégica podría haber estado relacionada con el control de las minas en Sierra Morena, donde, según la tradición, el general romano Pompeyo buscó refugio después de su derrota en la batalla de Munda.
Durante el Califato árabe en el siglo XI, se construyeron murallas alrededor de la población, las cuales fueron respetadas por el rey Fernando III cuando negoció la rendición con los habitantes musulmanes de la localidad.
Posteriormente, Fernando III repobló Iznatoraf y le otorgó el Fuero de Cuenca, asegurando que la villa permaneciera como tierra de realengo bajo su control, para supervisar los puntos estratégicos del Alto Guadalquivir.
Sin embargo, en 1252, el rey se vio obligado a ceder Iznatoraf a su hijo, el infante don Sancho, arzobispo de Toledo, como parte de la integración de la villa en el Adelantamiento de Toledo.
Esta cesión fue una compensación por el compromiso incumplido de conquistar Baza, que no pudo llevarse a cabo debido al pacto entre Fernando III y el rey de Arjona, Ibn al-Hamar, que consolidó el reino nazarí.
Desde entonces, Iznatoraf desempeñó un papel estratégico clave para controlar la ruta del Guadalquivir y las comunicaciones con Castilla y el Levante, además de prosperar económicamente.
Los prelados toledanos fortalecieron las murallas y construyeron un castillo en su interior, aunque más como una residencia para su alcaide que con un propósito defensivo, ya que a partir de la segunda mitad del siglo XIII, el peligro de conquista por parte de los musulmanes había disminuido.
En el siglo XVI, el castillo y las murallas comenzaron a deteriorarse y requerían restauración. Sin embargo, la falta de inversión llevó a su ruina en la segunda mitad del siglo XVII.
En la época contemporánea, a partir de 1645, se consideró que el castillo, las murallas y otras estructuras de la fortificación ya no tenían función defensiva y constituían obstáculos para la expansión y remodelación urbana de la villa. Por lo tanto, se utilizaron gradualmente en la construcción de nuevas viviendas.
Finalmente, en 2012, el casco antiguo de Iznatoraf fue declarado Conjunto Histórico-Artístico, reconociendo así su importancia histórica y arquitectónica.
La muralla
La muralla de Iznatoraf, construida en mampostería de origen árabe, ha logrado conservar gran parte de su trazado a lo largo de los años. Muchos de los segmentos de muralla que no son visibles actualmente han quedado incorporados en viviendas particulares de la localidad.
En total, once fortines o torreones defendían Iznatoraf, y nueve puertas controlaban los accesos internos de la villa medieval. Casi todas las puertas de la muralla han sobrevivido hasta nuestros días, destacando la Puerta de Armas, que tiene sus raíces en la época musulmana.
Estas puertas son relativamente pequeñas, lo cual es característico de calles estrechas en un entorno urbano orgánico donde las fachadas y las ventanas tienden a estar más cerca unas de otras para proporcionar protección mutua, tanto contra los elementos climáticos como contra posibles amenazas.
Las puertas están construidas con mampostería irregular y argamasa, y su diseño prioriza la función militar sobre la ornamentación urbana. Están cubiertas por arcos de medio punto de trazado imperfecto y contribuyen a la configuración de las peculiares perspectivas urbanas de Iznatoraf.
La Puerta del Arrabal, con influencia renacentista, se encuentra alineada con la muralla y está construida principalmente con sillares irregulares.
En su parte exterior, presenta un arco de medio punto de cantería con impostas y un escudo en una cartela del obispo Sarmiento de Mendoza.
En su interior, tiene una bóveda de medio cañón con una hornacina que alberga una representación de la Virgen, rodeada por pequeñas pilastras cubiertas por hornacinas.
En la Puerta de la Virgen del Postigo, se fusionan elementos arquitectónicos de la civilización árabe, como el ladrillo, con la sillería y la mampostería cristiana. Esta puerta cuenta con un arco de medio punto con vigas de madera y dos arcos de ladrillo en su interior, lo que la convierte en un testigo histórico del pasado de Iznatoraf.
Para garantizar el abastecimiento de agua a la villa, especialmente en caso de cerco por enemigos debido a su ubicación elevada, los árabes construyeron un pozo y una galería que transportaba agua desde fuentes cercanas. Aunque el recorrido exacto de esa galería de agua es desconocido, aún se conservan elementos de la red hidráulica creada por los musulmanes, como canales artesanales protegidos con ladrillos.
Curiosidades
En el siglo XVIII, un ilustrado, el marqués de Ensenada, se refería a esta localidad como “Muy noble, Leal y Antigua Villa de Iznatoraf, Guarda y amparo del Adelantamiento de Cazorla”.
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